Heroína

UNA CUESTA MUY RESBALADIZA

Algunos niños fuman cigarros y toman alcohol cuando aún son demasiado pequeños. Para cuando terminan la preparatoria, casi el 40% de todos los adolescentes ya habrá probado la marihuana. Algunos después pasan a sustancias más adictivas.

No podemos asumir que todos los niños que hoy en día fuman marihuana se convertirán en adictos a la heroína el día de mañana. Pero existe el peligro. Y los estudios a largo plazo sobre los estudiantes de preparatoria muestran que pocos jóvenes prueban otras drogas sin haber probado antes la marihuana. Una vez que una persona ya no puede alcanzar la “euforia” inicial que busca, empieza a incrementar el consumo de drogas o a buscar algo más fuerte.

Enfrentemos la realidad.

Los niños cada vez tienen más y más contacto con drogas ilegales.

La Encuesta Nacional sobre el Uso de las Drogas y la Salud del 2007, en Estados Unidos, reveló que más de 9.5% de los adolescentes entre 12 y 17 años de edad en Estados Unidos eran, consumidores de drogas ilegales. En 2008, el Centro Nacional de la Adicción y Abuso de Sustancias en la Universidad de Columbia informó que el consumo diario de marihuana entre los estudiantes universitarios se había duplicado, y el uso de cocaína y heroína también estaba subiendo.

De acuerdo a la Oficina de las Naciones Unidas sobre Drogas y Crimen, se calcula que en 2008, 16 millones de personas en el mundo usaron opiáceos: opio, morfina, heroína y opiáceos sintéticos.

LA NUEVA CARA DE LA HEROÍNA

Es obsoleta la imagen de un adicto a la heroína joven y apático, tirado en un callejón mugriento y oscuro. Hoy en día, el joven adicto puede tener 12 años, jugar con videojuegos y disfrutar de la música de su generación. Puede parecer inteligente, con estilo y no mostrar ninguna de las marcas comunes que deja el consumo de la heroína, como las marcas de jeringas en el brazo.

Debido a que está disponible en varias formas para facilitar su consumo y para que sea más barato, hoy en día la heroína es más atractiva que nunca. Entre 1995 y el 2002, el número de adolescentes en Estados Unidos, de 12 a 17 años, que consumieron heroína en algún momento en su vida aumentó en un 300%.

Un joven que podría pensar dos veces en meterse una jeringa en el brazo puede estar más dispuesto a fumar o a inhalar la misma droga. Pero esto es falsamente tranquilizador y podría dar la idea de que existe menos riesgo. La realidad es que la heroína en todas sus formas es peligrosa y adictiva.